Publicado en el periódico El Mundo en marzo de 2009
El ex comisario del Cuerpo Nacional de Policía José Cabrera Lobato, que entre los años 1976 y 1992 dirigió la mayor parte de las actuaciones contra el narcotráfico desarrolladas en la Costa del Sol ha querido plasmar en un libro los aspectos de los diferentes operativos que sólo los protagonistas de los mismos conocen, ya sean agentes de la Policía o delincuentes.
En su primer libro 'Vivencias de un policía. Tráfico de drogas en la Costa del Sol 1976-1992', que a partir de las 19.30 horas de hoy se presenta en el ámbito cultural de El Corte Inglés, Cabrera pone fin a las inquietudes que mientras combatía el tráfico de estupefacientes fue creciendo en él. "Me planteé el escribir un diario, pero el trabajo era agobiante", advierte. Aparcado el uniforme, retirado en su casa de campo ha encontrado el tiempo y la inspiración necesaria para inmortalizar en papel las anécdotas y curiosidades que fue acumulando durante los 14 años que estuvo luchando por evitar la entrada de droga a través del Estrecho.
Cabrera, junto a otros cinco agentes, conformaron el primer grupo policial de la Costa del Sol especializado en narcotráfico. Fue el germen de la actual Unidad de Lucha Contra la Droga y el Crimen Organizado (Udyco). El ex comisario asegura que pese a que los tiempos han cambiado mucho en todos los aspectos hay algo que no varía: "Los delincuentes siempre tienen más medios que la Policía". Cabrera refleja en su libro los seguimientos a traficantes de hasta cinco días que él y sus compañeros llegaron a realizar. "Mientras que los árabes se desplazaban en Mercedes y BMW, nosotros les teníamos que perseguir con un Seat 850".
Todo era diferente. El protocolo de actuación no se parece en nada al actual. Tanto es así, que el propio Cabrera, pese a sus éxitos policiales y control sobre el tráfico de estupefacientes, reconoce que no sabría que hacer si ahora le llamaran para formar parte de un operativo policial. En aquellos años no había teléfonos móviles y los pinchazos telefónicos estaban a la orden del día. Sin embargo, los delincuentes siempre iban por delante. "En 1984 vi el primer teléfono móvil de mi vida. Lo llevaba un marroquí y era del tamaño de una maleta", asegura.
Aunque asegura que nunca temió por su vida, sí que lamenta los malos ratos que hizo pasar a los suyos. "Había veces que salía de casa por la tarde para volver a medianoche y aparecía a los cinco días". Y es que, "se sabía cuando se salía de casa, pero no cuando se regresaba". Su mujer, como las del resto de sus compañeros, no sabían de ellos más que cuando uno podía acercarse a una cabina para telefonear a casa.
Con su obra, Cabrera lo que pretende es sacar a la luz el sacrificio que realizaron él y sus compañeros en los años en los que la droga comenzaba a entrar por la costa. Cuando "lo único que se sabía en la Policía sobre estupefacientes era lo que decían los informes que publicaba la Organización Mundial de la Salud", apunta. Su deseo es que alguien continúe con la labor que él ha comenzado y plasme en un nuevo libro la forma de combatir el narcotráfico, con sus aciertos y errores, que realiza desde 1992.
Fuente: elmundo.es
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